La porteria invisible



El balón trazaba una parábola infinita en aquel lugar decorado con la imaginación infantil. En las alturas, una pareja de críos dibujaba jugadas perfectas entre castillos de hormigón y grietas tapadas con masilla, de espaldas en todo momento a los ojos surcados por las estrecheces de la vida. El recorrido de ese balón suspendido en el aire gracias a una patada certera creaba metáforas con la velocidad del viento y deseos efímeros. La esperanza por salir de ese cuadro del destino estaba pintada en los límites de cuatro postes inventados.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que triste tan bonito.

¿onde quitaches a foto?
Espero que sigas poñendo...

celtia

esther taboada dijo...

É no barrio de Roquetas, no mirador onde se poñen os xitanos a pasear aos seus canarios.

Carlos Seijo dijo...

estoy de acuerdo y así se lo dije a mis alumnos en nuestro último día "a partir de ahora siempre viajaremos juntos" y es que nos contenemos los unos a los otros. Que demonios, un árbol que se cae en el medio del bosque, o mejor, se quema, y no es visto ni escuchado por nadie... se cae o se quema de igual manera pero el matiz es que nos afecta, un árbol más barato para la producción de papel ;)

PD: Ese café tendrá que ser esta semana si es en catalán. Me vuelvo a Gallaecia el viernes, para no volver hasta dentro de una fecha incierta.