Reina



Quiero ser princesa y tachar de mi piel el nombre desconocido. Reina se revuelve en una silla que le traslada al pasado. Cuando usaba pantalones de comunión y todavía quedaba tiempo para la inocencia.

Espacios Minimos


Siempre soñó con sumergirse en unas de esas bolas de cristal donde todo se agita y caen los copos de nieve. Centrifugar las rutinas imposibles en escasos 10 centímetros y hacer equilibrios de funámbulo mientras esquiva los vaivenes del día a día:un viaje de realidad supuesta, un suspiro de tiempo detenido, una guarida con olor a ropa mojada. Creía, tal vez, que así su vida, en 10 meros centímetros, sería mucho más mágica, brillante como un skyline de gran urbe, armónica como una melodía de cine. Dudó, dos veces, antes de abrir la puerta a ese mundo de promesas por cumplir y futuro aguamarina.
Al tercer intento desistió. Todavía no había sido capaz de sacudir su propia claustrofobia.

Derry. Irlanda del Norte.


Lucha. Ojos rasgados de tempestad, de aros sin brillo y gastados por el tiempo. Todo se rompe, se transforma en un papel con cenizas. Caos de lluvia y más lluvia. Y la vida se para, o tal vez se difumina entre las esquinas de ladrillos astillados.